Sobre las Casas de Recogimiento en Córdoba y el fenómeno del Cafetín.
Habría que distinguir entre casas de recogimiento y casas de recogidas, éstas últimas estaban destinadas a mujeres que ejercían la prostitución, por orden de sus maridos o bien para atajar aquellas costumbres que las hacían parecer lo primero; para así redimir mediante el trabajo doméstico los pecados que hubieran cometido, regido por monjas.
Ya en 1884 la mendicidad es un
problema para la salubridad de la ciudad, la noticia la publica Diario de Córdoba,
conocido simplemente como “El Diario”; distinguiendo entre mendigos forasteros
y los naturales de la ciudad que pasarían al Asilo de Campo Madre de Dios, aún
así no había cobijo para todos, Córdoba ha sido siempre ciudad de paso de
mendigos.
En éste artículo vamos a tratar sobre
las Casas de Recogimiento, que en Córdoba capital eran muy frecuentes sobre
todo en el barrio de Santiago o también conocido como “del matadero” por su
proximidad a dicho lugar.
En 1892 en el Diario de Córdoba
mencionado anteriormente, se habla de la escasa salubridad y falta de higiene
de las casas de Recogimiento, la de Campo Madre de Dios y la del Campo de la
Verdad también conocida como “del Cafetín”. Mediante la prensa “el Cafetín” no
deja de ser descrita como una auténtica cochiquera. La voz en noviembre de 1931
relata una reyerta con armas de fuego, hubo de intervenir varios guardias que
estaban en el cuartel de la Calahorra, uno de ellos siendo trasladado al
Hospital de Agudos. En la publicación Política año II nº344 de 1931 nuevamente
se habla de una reyerta entre dos mujeres y un alcohólico. Por otro lado El
Defensor de Córdoba de 1932 recoge el robo de un colchón valorado en 20
pesetas. En 1933 La Voz nos relata la riña en la que resultaron heridos una
mujer y un hombre; el autor de la agresión fue apresado por la guardia civil
del puesto de Espíritu Santo.
No sólo el Cafetín del Campo de la Verdad, dada problemas, había otro en la Plaza Grande, regentado por Asunción Marín Chacón, a quien robaron miel unos malhechores, dicha noticia apareció en la prensa de la época, concretamente en 1933.
Ese Cafetín era una bomba de relojería; riñas, heridos por armas de fuego. En Política, se hace mención de un sangriento suceso, en el que dos mujeres resultaron heridas debido al abuso de bebidas alcohólicas. Uno de los participantes hubo de ser asistido en la Casa de Socorro de alcoholismo agudo. No sólo se cometían actos violentos, el Defensor de Córdoba de abril de 1932 recoger el robo de un colchón valorado en 20 pesetas, ciertamente dicta del estado de salubridad de la del Cáñamo.
Las reyertas entre cohabitantes de las diferentes casas y cafetines eran muy frecuentes, fruto de ello es la riña en la que resultaron heridos una mujer y un hombre. La reyerta se produjo entre Antonio Bailón Jiménez de 28 años y uno conocido como “El Bicho” resultando herida también Carmen Ruiz Delgado. Hubo de intervenir la Guardia Civil del puesto del Espíritu Santo.
¿Qué era un cafetín? Veamos pues;
según Diario Córdoba, el café del cafetín se componía de un infusión de los
posos del buen café de los buenos hoteles, y de una leche compuesta por un 15%
y de almidón y otros sucedáneos el resto.
Diario Córdoba recoge en diciembre de
1935 otra riña en el Cafetín del Campo de La Verdad, riñeron Rosendo García
Conesa de 37 años y Candelaria García Carmona, ella fue trasladada a la Casa de
Socorro por erosiones en diferentes partes del cuerpo. 1936 tampoco dejó de ser
un año violencia entre hombres y mujeres, el marido amenazó de muerte a su
mujer, fue detenido por la Guardia Civil, ésta misma noticia fue recogida por
La Voz, al que llama “cariñoso” al marido.
En un artículo publicado en Diario de
Córdoba o simplemente conocido como “el Diario”, de 1911, concretamente el 29
de enero, el titular del mismo no deja títere sin cabeza; «En las casas de
recogimiento.-Espectáculo repugnante.-Al señor Gobernador civil y al Inspector
de Sanidad.-
En éste artículo se describe muy bien
la casa de recogimiento, de la calle Egido, descrito como una mazmorra
hedionda, paredes obscuras cubiertas de mugre, náuseas causaban aquellos seres
inmundos. El suelo, sucio, áspero, con un montón de picón en el centro
encendido, alrededor del cual se concentraban mujeres, hombres, niños, todos
escuálidos, sucios [...] andrajos, niños
anémicos, medio desnudos, demostrando en su semblante las huellas de la
imbecibilidad o de la picardía, y ancianos inútiles o enfermos. [...]
El precio por vivir, si es que puede
llamarse a eso un hogar, era de 10 céntimos, donde primaba la promiscuidad. Los
corrales contiguos a esas casas, servían de lugar para defecar y tirar la
basura, olores que repugnan.
Lo anteriormente expuesto se puede
extrapolar a la casa de la calleja del Cáñamo Nº 23 (Campo de San Antón) barrio
del matadero, perteneciente a la Parroquia de Santiago.
Existía una Junta de Sanidad y la de
Protección a la Infancia y represión de la Mendicidad, pero al parecer de poco
o nada servían dichos organismos, pues la casa de recogimiento de Nicolás y
Benita estuvo en funcionamiento al menos hasta 1940 año en que fallece Nicolás,
nos centraremos en ella al ser la peor considerada de todas las que había en la
ciudad.
Eran numerosos los robos que se
cometían, siendo uno significativo el intento de hurto a un ciego, 20 pesetas,
que llevaba en la cartera, la noticia ha sido extraída del Diario de Córdoba de
noviembre de 1914. No sólo había ladrones sino enfermos crónicos como la
noticia del Diario Córdoba de 1911. No sólo eran frecuentes las riñas entre
hombres, en marzo de 1907 Diario de Córdoba
recoge el maltrato de dos mujeres a una tercera por supuesto en la casa de
recogimiento de la calleja del Cáñamo, siendo
esta una de las más sucias y puercas de cuantas había repartidas en la
ciudad.
No sólo aparece la casa de
recogimiento de la calle Cáñamo nº 23 en la prensa, sino que hace lo propio en
el BOP, veamos una noticia del año 1899 recogida en la publicación
anteriormente mencionada en la que describe a los recogidos en dicha casa de la
que venimos hablando como pordioseros, ciertamente la más deprimida de la
ciudad de cuantas había repartidas por la ciudad, siempre en barrios hediondos
y populares como lo eran el barrio del Matadero o el Campo de la Verdad, ésta
última recogida en el BOP en 1903.
El Diario de Córdoba o simplemente
conocido como “el Diario” en una de sus publicaciones de diciembre de 1909,
dice literalmente que las calle de Córdoba son un hacinadero de pedigüeños que
asaltan al transeúnte con todo tipo de artimañas, miserias, mutilaciones con
tal de conseguir unos céntimos, además deja patente que no hay Iglesia sin
mendigo en la puerta, algo que podríamos extrapolar a la actualidad.
Se distinguen tres clases de mendigos:
· Los que fingen alguna patología, se
les puede ver en la puerta de la Iglesia.
· Los pordioseros, de igual modo que los
anteriores pululan por las Iglesias.
· Los parados temporalmente que regresan
a la ciudad cuando no hay faena en el campo.
En La Voz, en noviembre de 1931
En el diario El Defensor, con fecha en julio de 1922, la protagonista, es Benita García «Monroy» estando mal escrito el segundo apellido, siendo «Fenoy» el correcto, por haber comprado a unos delincuentes aves robadas. Benita como dueña de la casa de recogimiento y Nicolás como encargado de la misma. Nuevamente en julio de 1922, Diario de Córdoba publica una noticia extensa y minuciosa acerca de «Detención de dos pájaros de cuenta» las aves procedían de los molinos Los Ciegos y en el Ventorro de Pedroches. No sólo aves habían robado sino cuatro lechones en el jardín del Alpargate. Benita García Fenoy junto a los delincuentes fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción de la capital cordobesa.
En tanto en cuanto en 1925 “La Voz”,
publica un artículo que merece la pena ser leído, pues en él se idealiza un
refugio para mendigos vagabundos, gestionado por las autoridades para «limpiar»
las calles. Durante el día vagan por la ciudad esparciendo su pestilencia y
miserias, por la noche se reclinan en los bancos «empiojándolos» Los más
afortunados pueden pagar un techo en alguna «casa de recogimiento» el
articulista lo define de la mejor de las maneras posibles; antro antihigiénico
e inmoral, manantial de epidemias. Se reconoce la necesidad de estas «casas de
recogimiento» hasta que se construyan los albergues limpios, con salas de
despiojamiento, además de separación por sexos. No será hasta 1930 cuando el
Ayuntamiento se plantee la construcción de un albergue municipal.
Existe una Junta de Represión de la
Mendicidad, la cual sabe que la mayoría de los mendigos son foráneos, gentes
errantes, hambrientos y arrastrando sus lacras. Un aspecto muy curioso es que
el Ayuntamiento hará una inscripción de mendigos cordobeses con vivienda
conocida a los cuales se les autoriza pedir limosna, si no hay sitio para ellos
en los asilos.
El diario “La Voz”, en 1930, se
procede a describir en tono jocoso y sarcástico, transcribo tal cual para que
el lector se haga una idea de la realidad de estos albergues en la década de
los años 30 del siglo pasada.
CRÓNICA
DE SUCESOS
NADA
MÁS QUE «MÍTINES»
Un
manco que es una fiera. -¡Demonio, con Raquel!- Mateo, el de los gestos
heroicos.
En el «Hotel Recogimiento» de la calle del
Cáñamo, la población heterogénea de «turistas»
promueve, a veces, pintorescas, que, casi siempre, tienen su terminación
obligada en los calabozos de la Comisaría.
Ayer ocurrió una de ellas.
Un
huésped de tan renombrado «hotel», llamado Antonio Martín Moreno, que es muy
conocido por el remoqueta «El Manco» por la sencillísima razón de que le falta
una mano, notó cierta deficiencia en el servicio y se acercó al encargado,
«maitre», o como se quiera llamar:
- Oiga- le dijo, Es incalificable que un
hotel de ésta categoría el cuarto de baño esté convertido en un abrevadero para
las caballería. Eso dice muy mal de las personas «distinguidas» que por aquí
pernoctan. ¿Cómo me voy a bañar, yo, que hace cinco años y diez y seis meses
que no me lavo?
- Mire, amigo «Manco». Usted no ha sentido
caricia del agua en su cuerpo desde el Diluvio Universal.
Y esta contestación del encargado provocó
las iras del «manco», que comenzó a despotricar, soliviantando a los huéspedes
hasta que la presencia de dos urbanos le puso una mordaza.
Terminó el asunto, como ya decimos, en la
Comisaría.
Como vemos el periodista describe de
tono jocoso y burlesco la casa de recogimiento de la calle Cáñamo nº 23, sin
lugar a dudas esos lugares eran lo más sucio y hediondo de todos cuanto había
en la ciudad, si bien no sólo servían de «hotel» mal improvisado, sino que
también se ejercía la prostitución, dormían todos revueltos en el suelo,
cubiertos de harapos. Ésta era la realidad de la calle Cáñamo nº 23.
No todo eran borrachos o gente de mal
vivir sino mendigos propiamente dichos, eran un escalafón más de los estatus
sociales, el más bajo por así decirlo.. De hecho he llegado a ver en Padrón
Municipal de Córdoba, una familia cuya profesión era «Mendigos» da la
casualidad que residían en la casa de recogimiento que venimos trabajando.
Otro hecho no menos violento se
produjo en mayo de 1929, en que un perro mordió a un niño. Hubo trifulca entre
las madres, terminando los implicados en la Casa de Socorro, no sin antes
tirarse del pelo y montar jolgorio.
Hay una noticia interesante publicada el marzo de 1930 en la
que aparece Nicolás Marín Garrido como encargado de la misma. Es este un dato
interesante pues nos permite situar el funcionamiento de dicho establecimiento
bien entrado el siglo XX además de comprobar que las medidas contra la
mendicidad impulsadas desde el consistorio no fueron lo suficientemente
efectivas.
Un artículo reseñable es el publicado
en Diario de Córdoba de enero de 1928, firmado por A. de Torres, en el cual se
hace una breve descripción de éstas casas. Cito textualmente [...] Han sido pintadas por distintos
periodistas con los más fuertes colores de su desnudez, viviendo la triste
situación de aquellos infelices que careciendo de albergue y de medios
indispensables para conseguirlo de momento, tienen que recurrir a esas zahúrdas
humanas mal llamadas casas de recogimiento. [...]
Se habían establecido cocinas
económicas y comedores de caridad, pero la ciudad carecía de infraestructuras
para los mendigos que anteriormente se describieron y pululaban por la ciudad
esparciendo sus inmundicias.
Las peores casas de Recogimiento por
llamarlas de tal forma, eran la de la calleja del Cáñamo y la del Cafetín o
también llamada del Campo de la Verdad. Toleradas por los políticos de antaño,
subsisten en la miseria más absoluta en cuanto a higiene y sanidad.
Éste artículo es muy duro en cuanto a
la descripción de los recogimientos, donde en la misma habitación pernoctaban
haraposos hombres y mujeres y bebés; sobre colchones de paja podrida y con un
caldero en mitad de la mal considerada habitación, para hacer cada uno sus
necesidades fisiológicas. El articulista deja una frase que resume lo visto: ¡Qué vaho de muerte se respira en esos
antros de la miseria!
Considera que unos barracones para
indigentes en condiciones higiénicas sería suficiente, pues con lo recaudado
por mendicidad en los espectáculos, almacenaje en los ferrocarriles y queda por
mencionar la caridad particular.
Otro artículo de 1929, señala a
Nicolás Marín Garrido como dueño de dicha casa, denuncia un altercado entre un
marido y su mujer, siendo expulsados de dicha casa. Lo mismo había ocurrido el
1903.
“La Voz”, en 1920 se hizo eco de un
asesinato, un trabajador de la Electromecánica mató con un cuchillo de grandes
dimensiones, asesinó a su cuñada, el dueño de la casa Nicolás Marín Garrido maniató
al susodicho a la espera de los Guardias Municipales, en el altercado se vio
afectado un menor de cuatro años, hijo del asesino al que tenía por costumbre
agredir, por lo que le tenía miedo.
El Gobierno Civil, dio a la casa de
recogimiento de la calle Cáñamo 25, 12,40 pesetas para seguir acogiendo
mendigos. Algo que he apreciado en los diferentes artículos es que se usa
indistintamente el nº 23 ó el nº 25, siendo la misma casa.
Las Reyertas eran algo frecuente en la
casa de la calle Cáñamo, heridos que debían ser trasladados a la casa de
socorro. No sólo me baso en noticias del siglo XX, ya en 1895 el Diario
Córdoba, dice así [...] El 14 detuvo a un acogido de la casa de recogimiento de
las callejas del Cáñamo, que en la misma promovió gran escándalo. [...]
Una muy interesante noticia, publicada
el 2-03-1900, en el Diario de Córdoba en numerosas ocasiones en la sección de
CARIDAD, la cual versa sobre un cabo repatriado del Ejército de Cuba, se trata
de Luis Mendoza Gómez, casado y con tres hijos, dos de estos y él enfermos,
viven en la más absoluta miseria en la Casa de Recogimiento del callejón del
Cáñamo número 23, Barrio del matadero.
Ya incluso en 1897 el Diario de Córdoba
recoge el robo el 24 pesetas en la Casa de Recogimiento. En enero de 1892 la
guardia municipal denuncia el mal estado de limpieza en que se hallan las casas
de recogimiento. El tema de la suciedad viene de antaño.
Prófugos de la Justicia tendían a
dormir en dichas casas, concretamente en la Del Cáñamo, donde unos guardias
detuvieron en 1903, a José Aliaga García conocido como “el Rubio”, natural de
Málaga, que había robado ciertos objetos de valor en una casa de la calle
Claudio Marcelo, habiendo sido algunos vendidos, algunos pudieron ser
recuperados.
Otra noticia a destacar es la
detención en noviembre de 1915, del matrimonio formado por Francisco Morales
Garrido y su esposa Guadalupe Ferrera Pitarrosa, ambos naturales de Pozoblanco
y «domiciliados accidentalmente» en la casa de recogimiento de la calleja del
Cáñamo, por un tema de caballerías sin permiso.
No sólo la prensa se hace eco de los
sucesos que ocurren en la casa de Recogimiento de la calleja del Cáñamo nº 23,
el B.O.P es una fuente de información inagotable, en la que se recogen los
llamamientos de los fugitivos que viven o han pasado por la casa de
Recogimiento. Un aspecto a tener en cuenta es que se ofrecen las señas y
descripción física del individuo.
Un dato relevante es que en 1937, en
plena guerra civil la casa de Recogimiento, estaba en pleno funcionamiento.
Esto lo sabemos pues, el Diario de Córdoba ofrece información de un suicidio de
una mujer de 60 años, Marcelina Risques habitante de la casa de Recogimiento,
natural de Villanueva del Rey, se arrojó al Guadalquivir. Se dice que sufrió un
ataque de enajenación mental.
Interesantísimo Artículo es el
publicado por el Diario “La Voz” en el que se trata el asunto la construcción
de un refugio para mendigos y así tratar de hacer desaparecer las conocidas «Casas
de Recogimiento» Hecho que como hemos ido viendo la casa de recogimiento de la
calle Cáñamo 23 funcionó al menos hasta pasada la década de los años 30 del
siglo XX.
Un hecho fundamental para entender
estas «casas» y su importancia en torno a la mendicidad de la capital
cordobesa, el Artículo de 20 de febrero de 1931, se menciona la inauguración
del Refugio nocturno para mendigos. ¿Cómo eran esos refugios? según la prensa
contaba con dos amplios dormitorios, con catorce camas cada uno, separados por
sexos, cuartos de aseo, baño, duchas y W.C. Los mendigos que quieran acogerse
en estos refugios deberán pedirlo al gobernador, siendo dos días lo máximo que
pueden pernoctar en dicho establecimiento. Se les facilita 50 Céntimos para el
desayuno y comida de la cocina económica.
Entrar a estos establecimientos tenía
una serie de pasos, por este orden:
·
Peluquería
·
Desinfección de ropas
·
Cuarto de baño
·
Dormitorio
¿Cómo se financiaba esto? los gastos corrían por cuenta del gobernador civil con los fondos de la beneficencia y lo recaudado por la represión de la mendicidad. Fue bendecido. El coste total fue de 10.000 pesetas, la obra corrió a cargo de Benito Abad García.
Nuevamente “La Voz” se hizo eco del excesivo nivel de pedigüeños y mendigos que pululan por la ciudad, considerados estos una lacra.
Borrachos, prostitutas, tullidos, mendigos... esos eran los habitantes de esas casas de recogimiento. De hecho aparece un borracho Juan Pérez Fenoy implicado en un altercado, acabó en los calabozos.
“El Defensor”, publicó el 7-07-1933,
un riña entre Juan Gutiérrez y Rosario Martínez; domiciliados en la calle
Cáñamo nº 23.
Como podemos apreciar las casas de Recogimiento eran una solución intermedia entre la decencia que ofrecían otros lugares como el Asilo de Campo Madre de Dios y los proyectos futuros de dotar a la ciudad de unos albergues dignos con baños y separación entre sexos, además de un servicio de desinfección de ropas.
En éstas casas sucedía lo que hoy día sería impensable: robos, asesinatos como el relatado más arriba, lenocinio, promiscuidad... de hecho zonas de aseo había justas, siendo estas en la mayoría de los casos el terreno colindante a la casa o bien un cubo en mitad de la pocilga, llamada habitación.
Como vemos, no era fácil la vida de las personas sin techo. La Historiografía actual tiende a la opulencia, olvidando o ignorando las minorías. Microhistoria se denomina esto, de un grano de arena como son estas personas se llega a la cúspide, la sociedad rasa.
La historiografía actual, parecer haberse olvidado de éste fenómeno tan importe, que para nada ha sido estudiado, y podría ser enmarcado dentro de la microhistoria.
Fuentes:
- Bibliográficas: NO EXISTEN.
- Prensa: la mencionada en el texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario